Ahumada

Hay algo hipnótico en las volutas de humo que se desprenden de una varita de incienso, de un cigarro o de una vela que recién apagamos. Dependiendo de lo que suceda a su alrededor, el humo puede levantarse en columnas tan rectas que parecen sólidas, o crear figuras caprichosas que recuerdan la filigrana.

El humo es, de acuerdo con el diccionario de la Real Academia Española, una “mezcla visible de gases producida por la combustión de una sustancia, generalmente compuesta de carbono, y que arrastra partículas en suspensión”. En el siglo XVII se desarrolló una teoría para explicar el fenómeno de la combustión; se conoce como teoría del flogisto y hoy sabemos que es completamente falsa. La teoría decía que los materiales inflamables contienen flogisto (del griego phlogistos, que significa "inflamable"), y el tal flogisto sería una sustancia incolora, inodora, insípida y desprovista de peso que se libera durante la combustión. El humo y el flogisto no serían, entonces, la misma sustancia. Johann Joachim Becher y su discípulo Georg Ernst Stahl, llegaron a la conclusión de que las sustancias que contienen flogisto, al arder quedan "desflogisticadas" y regresan a su verdadera forma, llamada calx, muy parecida a la ceniza. Con el tiempo y muchos experimentos se demostró que el flogisto ni existía ni explicaba el proceso de combustión. Antoine-Laurent Lavoisier demostró que aquello que arde en realidad no está perdiendo flogisto sino ganando oxígeno. En fin. Yo en realidad quería usar el humo como pretexto para llegar al tabaco y al hábito de fumar, pero no podía dejar pasar la oportunidad de hablar de la teoría del flogisto.

Hablemos, entonces, del tabaco. Cada vez que alguien enciende un cigarro o un habano, lo que está haciendo es inhalar el humo que se desprende la combustión de las hojas secas o curadas de las plantas de tabaco. Esa plantita, además de tener flores de lo más bellas, encierra en sus hojas un alcaloide llamado nicotina, además de alquitrán, que a su vez genera cianuro de hidrógeno, monóxido de carbono, dióxido de carbono, óxido de nitrógeno, amoníaco y otras linduras cuando es quemado. No me voy a detener a pensar o a decirte, lector, lectora, que fumar es muy mala idea si valoras tus pulmones, tu piel y tu salud en general. No, en lugar de aleccionarte, prefiero contarte dos o tres cosas que me parecen interesantes sobre el hábito de fumar tabaco.

Las dos plantas del género Nicotiana que con más frecuencia se fuman son originarias de América, al parecer de la zona andina entre Perú y Ecuador. Se cree que los primeros cultivos de tabaco se hicieron unos cinco mil años antes de nuestra era. Para cuando los europeos llegaron a América, acá llevábamos varios cientos de años fumando tabaco con fines rituales, principalmente. Los mayas lo usaban en celebraciones religiosas, y la variedad de tabaco que fumaban fue la que se extendió por todo el continente gracias al comercio.

Rodrigo de Jerez, que llegó a nuestro continente acompañando a Cristóbal Colón, fue de los primeros europeos en fumar tabaco, y también fue uno de los primero en morir por culpa de ese hábito: cuando regresó a España, fue acusado de brujería por la Inquisición… es que eso de que un hombre saque humo por la boca es cosa del diablo.

Por ahí de 1559 llegaron a Europa las primeras semillas de tabaco, aunque ya desde 1527 Fray Bartolomé de las Casas había narrado en su Historia de las Indias la forma nativa de aspirar el humo del tabaco. Las culturas americanas también masticaban, comían y bebían diversos preparados del tabaco; lo soplaban sobre el rostro de guerreros antes de la lucha, se esparcía en campos antes de sembrar, se ofrecía a los dioses y lo utilizaba como narcótico.

Para el siglo XVII el consumo de tabaco ya era común en Europa, por allá lo aspiraban y le llamaban rapé, además de masticarlo y fumarlo en pipas o como cigarrillos, cigarros y demás. En el Medio Oriente el tabaco se fuma en pipas de agua llamadas narguiles o sisas, y es común usar tabaco mezclado con melaza, glicerina y aromatizantes con ‘sabor’ a flores o frutas.
Hoy, el uso ritual del tabaco está casi perdido, pero la nicotina todavía es una de las drogas, legales o ilegales, más usadas en todo el mundo

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