Shakespeare se rompe en géneros III

Última de tres partes

Con esta entrega de Espiralia, lector, lectora, termino la serie sobre Shakespeare. En esta ocasión me referiré en general a las obras del inglés clasificadas como históricas, y en particular a su Ricardo III, que es la que más me gusta.

Las obras históricas de Shakespeare son las que están basadas en la vida de alguno de los muchos reyes ingleses. Cuando digo “basadas” quiero decir que tratan sobre la vida de personajes reales, aunque la caracterización de los personajes no sea del todo exacta y aunque los hechos no sean retratados fielmente. Hay que recordar, desde luego, que Shakespeare vivió durante el reinado de Isabel I, la última de los Tudor, y es más que natural que sus obras muestren a la casa reinante bajo buena luz. Ricardo III, por ejemplo, muestra al miembro de la familia York del mismo nombre como a un monstruo, mientras que a Enrique VII, quien usurpó el trono que le correspondía a Ricardo III, es casi idolatrado. Y claro, la casa de York era rival de la casa Tudor.

“Éste es el invierno de nuestra tristeza / convertido en verano glorioso por este sol de York”*. Con estas líneas comienza Ricardo su discurso motivado por el ascenso al trono de Eduardo IV de Inglaterra, su hermano. A lo largo de dicho parlamento va quedando claro que Ricardo, dibujado por Shakespeare como contrahecho y físicamente desafortunado, no está tan contento por el nombramiento de su hermano como podría pensarse. La trama de Ricardo III muestra la conjura que el propio Ricardo planea para hacerse con el trono. El complot incluye diversos asesinatos, matrimonios por conveniencia y demás mañas propias de las obras shakesperianas.

En su intento por quedarse con el trono inglés, los cuerpos se apilan, las cosas se enredan cada vez más y Ricardo va perdiendo poco a poco el control de sí mismo. Paranoico, Ricardo es visitado en sueños por los fantasmas de aquellos que ha matado. Ha perdido popularidad y enfrenta una rebelión. Sus aliados lo abandonan y pronto se ve que las cosas no terminarán bien para él. En medio de la batalla final, Ricardo pronuncia otra famosa línea de Shakespeare: “Un caballo, un caballo, ¡mi reino por un caballo!”**

Una gran versión cinematográfica de Ricardo III es la protagonizada por Sir Ian McKellen (Magneto, en la serie de películas sobre los Hombres X), misma que está ubicada en una Inglaterra fascista ficticia de los años 30. Tal vez más conocida, al menos entre las generaciones con más experiencia, sea la versión de 1955 dirigida y protagonizada por Laurence Olivier.

También hay que mencionar el documental de 1996 Looking for Richard escrito y dirigido por Al Pacino. Lo interesante de este documental es que trata no de la obra de Shakespeare sino del proceso de realizar el montaje y los ensayos de una representación teatral de la misma. Winona Ryder y Kevin Spacey, entre otros actores menos conocidos, aparecen en el documental de Pacino, ya como ellos mismos, ya como alguno de los personajes de la obra.

Así termino este brevísimo recorrido por el universo shakesperiano, esperando que quien haya leído la serie completa sienta al menos algo de curiosidad por leer o releer al Bardo, o al menos por rentar alguna de las películas que con el pretexto de su vastísima obra se han hecho.

* “Now is the winter of our discontent /made glorious summer by this son of York”
** “A horse, a horse, / my kingdom for a horse!”

2 comentarios:

Anónimo dijo...

De repente y queriendo,
todo se hace queriendo,
uno despierta con las ganas de deshacer los ovillos;
de descapar a los gatos solitarios;
de tirar por el balcón la impresora silenciosa;
de terminar esa novela sin título y sin lomo;
de llamar por su nombre al portero;
de romper las fotos de los que aún viven;
de telefonear a quien ya no te ama;
de alejarse sin más, de la soledad.

De pronto,
y otra vez queriendo,
lo juro,
uno se acuesta con ganas de lanzar ovillos
a gatos juguetones,
trasnochadores
y tristes;
de despertar a los vecinos
con una impresora
que escupe lentamente una poesía;
de mirar una foto;
de recordar la fecha de la foto;
de esperar una llamada;
de dormir.

a dijo...

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gracias.