En fin. Te decía, lector, lectora, que el hombre ha inventado pasatiempos que involucran pelotas desde el principio de los tiempos. Bueno, tal vez estoy exagerando un poco. La primera evidencia real que se tiene de este tipo de divertimentos proviene de China, donde se jugaba una cosa llamada tsu chu por ahí del siglo II a.C. En Japón y Roma también se jugaba con pelotas, en el Oriente tenían el kemari y en Occidente el harpaston. Y claro, no hay que olvidar los diversos juegos de pelota practicados por las culturas mesoamericanas
Me sirvo de esta breve introducción para, por supuesto, hablar del balompié. Acá le decimos futbol (o fucho de cariño) y las reglas de este deporte así como las conocemos hoy datan de mediados del siglo XIX, cuando fueron estandarizadas en Inglaterra y en 1904 nació la FIFA en París. De esos días hasta ahora, el futbol se ha convertido en el deporte con mayor número de espectadores (billones) y se juega en más de 200 países según la propia FIFA.
La importancia del futbol en la cultura de muchos países es tal que las selecciones nacionales de Costa de Marfil y Angola han ayudado a negociar treguas entre los combatientes de las guerras civiles que asolan su paises[1] y, en contraste, en 1969 un partido entre El Salvador y Honduras para calificar al Mundial de 1970 terminó de manera violenta y sirvió como detonador para una corta guerra entre ambos países, conocida como la Guerra del Futbol. Por algo dicen que para evitar problemas no hay que hablar de religión, política ni futbol.
En el campo de las artes, muchos novelistas han sido al mismo tiempo cronistas de deportes e incluso jugadores. O quizá sean jugadores y cronistas antes que escritores de ficción. Vienen a la mente Ernest Hemingway, que escribía para Sports Illustrated, y Jack Kerouac, que era reportero de deportes en el periódico Lowell Sun. En Latinoamérica podemos hablar de Jorge Valdano y Eduardo Galeano, que nos han regalado Cuentos de futbol y El futbol a sol y sombra, respectivamente.
Mención aparte merece el británico Nick Hornby. Este escritor inglés se dio a conocer con una novela titulada Fever Pitch,[2] que trata sobre el papel de los fanáticos en el futbol. El libro es un tanto autobiográfico y habla de la vida de un típico seguidor del futbol inglés. Fever Pitch fue la novela que hizo famoso a Hornby en Inglaterra y le permitió publicar años más tarde High Fidelity y About a boy. Estas tres novelas de Hornby han sido llevadas al cine en el Reino Unido y en Estados Unidos: los hermanos Farrelly dirigieron en 2005 la versión fílmica de Fever Pitch (Amor en juego, en español, con Drew Barrymore y Jimmy Fallon) cambiando el futbol por el béisbol para adaptarla al mercado gringo. Poco antes, en 2002, otro equipo de hermanos-directores adaptó al cine About a boy (Un gran chico, con Hugh Grant y Rachel Weisz) y dos años antes Stephen Frears había dirigido High Fidelity (Alta fidelidad, con John Cusack).
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