Malena

Listo. Supongo que tendré que ser más cuidadosa al escribir.

Bueno, ya con todo corregido, puedo escribir sobre otras cosas. Sobre Malena, por ejemplo.

Dice Almudena Grandes que Malena es un nombre de tango. Escribió una gran novela llamada así, luego alguien la hizo película y a mi me gustó todo. Como no pretendo tener hijos, el nombre 'Malena' tendría que ser para mi computadora o para una mascota. La computadora ya tiene nombre (se llama Robotina) y no tenía mascota. Así que el nombre se quedó archivado en mis listas de cosas por recordar.

En enero, cuando tomé posesión de mi cuartel general, mucha gente (bueno, sólo mi madre y Ricardo) me sugirieron que comprara un perro. Y luego yo le sugerí a Ricardo que mejor me lo regalara. Y eso hizo. Y así fue como tuve una mascota a quien llamar Malena

Malena nació el 19 de enero de 2004. Está loca como una cabra, no se parece a ningún otro border collie en la historia de los border collies, y es la cosa más simpática que he visto.

Cuando recién llegó a casa, Male no podía ni salir de su jaula sin ayuda, pero eso duró muy poco. Pronto aprendió a bajar escalones y a meterse debajo del sillón. Subirse al sillón le tomó más tiempo, pero eventualmente ella y su bote de plástico-juguete lo lograron.

Malena tuvo su primera etapa de patito feo a los 3 meses. No sólo parecía perrita callejera, sino una perrita callejera fea. Además, Male parece empeñada en ser distinta a todos. Una de las primeras señales de su individualidad fue la decisión de llevar una oreja levantada y otra agachada. Le da mucha personalidad, pero la inhabilita como perra de exhibición. Una lástima, porque yo pensaba explotarla.

Ahora que ya tiene 5 meses y algunas semanas, se ha puesto más bonita pero insiste en llevar las orejas como mejor le parece, sin preocuparse por los canones sociales y las reglas. Bien dicen que las cosas se parecen a sus dueños!

Hace algunas semanas, cuando estuve en las Vegas, mis papás estuvieron en mi casa. Se quedaron algunos días y decidieron que el jardín necesitaba una manita de gato. Pero no le preguntaron a Malena y cuando regresó de su fin de semana en el campo (con Ricardo) hizo una rápida inspección de los cambios que le hicieron a su jardín. Las bugambilias y el resto de las flores que mi mamá plantó, le parecieron muy bien. Las huele y luego las deja en paz. El bambú y el ficus no tuvieron tanta suerte. Malena decidió que ninguno de los dos merecía vivir y no descansó hasta terminar con ellos. Descansen en paz.

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